Un recorrido épico....
Australia es el único país que ocupa un continente entero y, con una superficie equivalente a 15 veces la de España, es el sexto país más grande del mundo.
Desde luego, la mayor atracción de este país es su belleza natural y, debido a su tamaño, no es de extrañar que los paisajes australianos sean muy variados, yendo desde las playas de oleaje espectacular, salientes rocosos y acantilados en el sur hasta los densos bosques lluviosos tropicales en el norte, pasando por el inhóspito outback (así llaman los australianos a la zona interior del país).
La Great Ocean Road se extiende unos 243 Km por la costa sud-este de Australia, junto al Océano Índico, entre las ciudades de Torquay y de Warnambol, en el estado de Victoria. Su construcción remite a una historia de conquista, superación y compañerismo. Su construcción se inició en 1919, cuando los soldados que regresaron de la I Guerra Mundial. Equipados con picos, palas y palancas, labraron durante 13 años la dura roca en homenaje a los caídos en la gran guerra.
Esta carretera está considerada como una de las rutas costeras más espectaculares del mundo, combinando playas de grandes olas, altos precipicios, acantilados de perfil irregular, verdes paisajes, pequeñas poblaciones y bosques de eucaliptos. Aunque cualquier época del año es buena para recorrerla, en invierno (de junio a agosto) se muestra más espectacular y salvaje: fuerte oleaje, temperaturas frescas y días soleados, vegetación de un verde exultante tras las lluvias, y también porque está mucho menos concurrida, con lo que podremos disfrutar de mayor tranquilidad durante nuestra visita.
El Port Campbell National Park, la parte más conocida de la Great Ocean Road ya que alberga las maravillas naturales más conocidas de este lado del país. Entre ellas la más popular es la conocida como los Doce Apóstoles. Se trata de 12 torres de piedra caliza que han quedado en medio del océano tras milenios de erosión que las separaron de la tierra firme. Desde los diferentes miradores sobre la costa sólo es posible ver 7 de ellas, ya que las otras quedan ocultas a la vista y sólo es posible verlas desde el mar o desde el aire (es posible contratar un helicóptero).
En cualquier caso es un lugar fascinante que bien merece el esfuerzo de llegar hasta aquí (a primera hora de la mañana o a última de la tarde es cuando la luz las hacer más fotogénicas). Pocos kilómetros más allá encontramos el Loch Ard Gorge, una minúscula y preciosa bahía cuya única salida al mar abierto es una garganta. Además en las inmediaciones hay dos grandes cuevas naturales. Continuando se pasa el Port Campbell y se llega al London Bridge, otra curiosa formación rocosa y asi termina el recorrido de este impresionante lugar.
Asi que no lo pienses más ven a conocer y recorrer esa ruta que es más bien una fuente de inspiración: acantilados infinitos e impresionantes playas; montañas y tierras de cultivo; ríos y exuberantes selvas tropicales; bellos pueblos y reliquias históricas.